¿Qui?n se rob? una isla?
El ruido de cuatro horas de helic?ptero deja con dolor de cabeza a cualquiera. Para donde se voltee, pura agua. Volamos buscando la Isla Bermeja, que est? en mapas, est? en documentos oficiales, pero nadie la encuentra en la realidad. Si no aparece, se le van a M?xico 300 mil millones de d?lares en petr?leo.
Isla Bermeja, de estar por donde la pintan, extendería 55 kil?metros la frontera marítima de M?xico, abarcando casi la totalidad del Hoyo de Dona occidental, una de las reservas petroleras m?s importantes del mundo. Si nadie la encuentra, un buen tramo de ese yacimiento se va para Estados Unidos.
Por eso hay quien asegura que la bombarde? Estados Unidos para quedarse con el tesoro. Otros defienden que fue el calentamiento global el que la hundi?. Hay quien piensa que un sismo. Y algunos, que es un mito, que nunca existi?, que fue un error de los cart?grafos o de marineros que se la inventaron para cobrar a sus gobiernos el haber descubierto otro territorio.
Desde el a?o 1600 la pintaron como una islita de apenas 20 hect?reas. En 1820 concluyeron sin ?xito dos expediciones para encontrarla, pero no la borraron de los mapas sino hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, en los a?os 80 seguía en los inventarios de islas de la Secretaría de Programaci?n y Presupuesto. Lo que nunca hubo fue registro de que alguien viviera ahí. Con 300 mil millones de d?lares de por medio, el Congreso orden? su búsqueda. La UNAM se avent? el tiro. Los resultados est?n ya en manos de los legisladores: Isla Bermeja no fue encontrada por la expedici?n (segunda en la historia reciente; la primera fue encabezada por la Secretaría de Marina en 1997). Isla Bermeja no est? donde dicen que est?. Pero los científicos universitarios no se animan a declarar que fue un invento sino que piden ser enviados de nuevo, a otras rutas, a otros mares, a seguirla buscando. La Marina no tiene esperanza: sus mediciones del fondo del mar no revelan que est? bajo el agua, y en superficie, tras 60 a?os de navegar el golfo de M?xico, ninguna embarcaci?n pública o privada ha reportado nada; si existiera y no estuviera en los mapas actuales, y alguna embarcaci?n tuviera un accidente contra ella, la Marina tendría que pagar los da?os por errores en la cartografía, y eso, sostienen, nunca ha pasado. La posici?n oficial de la secretaría no deja espacio a la discusi?n: “Es un mito”.
El ruido de cuatro horas de helic?ptero deja con dolor de cabeza a cualquiera. Para donde se voltee, pura agua. Volamos buscando la Isla Bermeja, que est? en mapas, est? en documentos oficiales, pero nadie la encuentra en la realidad. Si no aparece, se le van a M?xico 300 mil millones de d?lares en petr?leo.
Isla Bermeja, de estar por donde la pintan, extendería 55 kil?metros la frontera marítima de M?xico, abarcando casi la totalidad del Hoyo de Dona occidental, una de las reservas petroleras m?s importantes del mundo. Si nadie la encuentra, un buen tramo de ese yacimiento se va para Estados Unidos.
Por eso hay quien asegura que la bombarde? Estados Unidos para quedarse con el tesoro. Otros defienden que fue el calentamiento global el que la hundi?. Hay quien piensa que un sismo. Y algunos, que es un mito, que nunca existi?, que fue un error de los cart?grafos o de marineros que se la inventaron para cobrar a sus gobiernos el haber descubierto otro territorio.
Desde el a?o 1600 la pintaron como una islita de apenas 20 hect?reas. En 1820 concluyeron sin ?xito dos expediciones para encontrarla, pero no la borraron de los mapas sino hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, en los a?os 80 seguía en los inventarios de islas de la Secretaría de Programaci?n y Presupuesto. Lo que nunca hubo fue registro de que alguien viviera ahí. Con 300 mil millones de d?lares de por medio, el Congreso orden? su búsqueda. La UNAM se avent? el tiro. Los resultados est?n ya en manos de los legisladores: Isla Bermeja no fue encontrada por la expedici?n (segunda en la historia reciente; la primera fue encabezada por la Secretaría de Marina en 1997). Isla Bermeja no est? donde dicen que est?. Pero los científicos universitarios no se animan a declarar que fue un invento sino que piden ser enviados de nuevo, a otras rutas, a otros mares, a seguirla buscando. La Marina no tiene esperanza: sus mediciones del fondo del mar no revelan que est? bajo el agua, y en superficie, tras 60 a?os de navegar el golfo de M?xico, ninguna embarcaci?n pública o privada ha reportado nada; si existiera y no estuviera en los mapas actuales, y alguna embarcaci?n tuviera un accidente contra ella, la Marina tendría que pagar los da?os por errores en la cartografía, y eso, sostienen, nunca ha pasado. La posici?n oficial de la secretaría no deja espacio a la discusi?n: “Es un mito”.
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