Sentado sin decidir, recorría lascivamente las líneas de tu cuerpo, mi amor por ti no se fugaba, cerveza y cigarro en mano, la libreta decidida a no ser detectada; no sabía, no lo queria entender de esa manera, pero la forma en que me mirabas te delataba. Yo no era ese que tú querías, sin embargo ahi estabas esper?ndome, cruzada de brazos, goma de mascar y unos tacones que delineaban perfectamente tus pantorrillas.
Ese cabello negro crespo que no conocía el ser domado por algún cepillo, los maltratos de los cosm?ticos baratos y tu fragancia hedionda que enigm?tica invitaba al goce.
Recuerdo la primera vez que te vi, detuve en seco la bicicleta, comenc? a admirarte, so?arte y desvelarme con tus tetas tristemente adornadas con licras negras.
Por largo tiempo pretendí ver algo m?s, y s?lo una vez supe el costo para acercarme de lleno a ti. Así supe pues, que en esta vida todos tenemos un oficio. Aunque te haya tocado uno tan perro.
Ese cabello negro crespo que no conocía el ser domado por algún cepillo, los maltratos de los cosm?ticos baratos y tu fragancia hedionda que enigm?tica invitaba al goce.
Recuerdo la primera vez que te vi, detuve en seco la bicicleta, comenc? a admirarte, so?arte y desvelarme con tus tetas tristemente adornadas con licras negras.
Por largo tiempo pretendí ver algo m?s, y s?lo una vez supe el costo para acercarme de lleno a ti. Así supe pues, que en esta vida todos tenemos un oficio. Aunque te haya tocado uno tan perro.
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