tengo un amigo y compa?ero que es escritor....
no sè porquè.... me dedicò este cuento....
està cansado para leerlo de un vistazo, asì que.... no es amenaza.... pero... lo irè publicando por partes....
coooomenzamosssssss
NAVEGANTE
Estar conectada. La expresiòn le parece excesiva. Se pone a pensar en todas las implicaciones de la palabra conexiòn. Los matices emotivos, tecnològicos, sexuales. Aùn asì entiende que no hay otra forma en la que pueda referirse a la actividad de compartir con desconocidos lo màs intimo de sus vidas. Hay personas de todo tipo: estudiantes que buscan mostrar sus hobbies y ambiciones sin mayor complicaciòn; amas de casa que comparten las recetas de cocina que màs satisfacen al macho enorme echado en el sofà de la sala; artistas frustrados que no tienen otra ventana de comunicaciòn mas que la peque?a ventanida, desde la cual arengan al mundo por vivir en el error; enamorados que intentaban salvar la distancia entre uno y otro continente a travès del control de la màquina, buscàndose etèrnamente; candidatos a gobernador; candidatos a presidente; candidatos a jefe de manzana... Natalia pasaba asì las noches tempranas en las que los deberes de la escuela estaban concluidos. Se acercaba a la pantalla, tomaba el control y, tras pulsar dos o tres botones, se hallaba hurgando en eso que podìa ser el mundo exterior. A su madre no le molestaba que Natalia tuviera esa costumbre. Era una excelente estudiante y una mejor hija. Desde que el padre de Natalia habìa muerto, era la ùnica ancla que mantenìa a la madre sobre el mundo.
Natalia habìa encontrado una infinidad de ventanas perturbadoras. Destellos en la pantalla que la enviaban a lugares en los que nunca se hubiese imaginado estar. Recuerda con fruiciòn el dìa que descubriò una ventana dedicada a presentar la posible vida de los dragones. El dise?o de la pantalla era espectacular y los colores brillantes. Natalia se extasiò con el brillo de las escamas de los dragones, con la animaciòn del vuelo que la hacìa creer que iba montada en una de esas bestias mitològicas, con la casi real sensaciòn de abrasamiento en el momento en que el dragòn exhalaba su fuego por las fauces. Natalia se resistiò a abandonar la ventana en la que se mostraban tales maravillas. Lo que quedaba del sol casi despuntaba en el horizonte cuando pudo abandonar la màquina y subir a dormir a su cuarto. Era el ùnico inconveniente de la conexiòn. Las ventanas eran efìmeras. Se mantenìan a la vista durante el momento en que se encontraban, despuès, como aves exòticas y supuestamente extintas, desaparecìan.
CONTINUARÀ
HE DICHO
no sè porquè.... me dedicò este cuento....

està cansado para leerlo de un vistazo, asì que.... no es amenaza.... pero... lo irè publicando por partes....
coooomenzamosssssss
NAVEGANTE
Estar conectada. La expresiòn le parece excesiva. Se pone a pensar en todas las implicaciones de la palabra conexiòn. Los matices emotivos, tecnològicos, sexuales. Aùn asì entiende que no hay otra forma en la que pueda referirse a la actividad de compartir con desconocidos lo màs intimo de sus vidas. Hay personas de todo tipo: estudiantes que buscan mostrar sus hobbies y ambiciones sin mayor complicaciòn; amas de casa que comparten las recetas de cocina que màs satisfacen al macho enorme echado en el sofà de la sala; artistas frustrados que no tienen otra ventana de comunicaciòn mas que la peque?a ventanida, desde la cual arengan al mundo por vivir en el error; enamorados que intentaban salvar la distancia entre uno y otro continente a travès del control de la màquina, buscàndose etèrnamente; candidatos a gobernador; candidatos a presidente; candidatos a jefe de manzana... Natalia pasaba asì las noches tempranas en las que los deberes de la escuela estaban concluidos. Se acercaba a la pantalla, tomaba el control y, tras pulsar dos o tres botones, se hallaba hurgando en eso que podìa ser el mundo exterior. A su madre no le molestaba que Natalia tuviera esa costumbre. Era una excelente estudiante y una mejor hija. Desde que el padre de Natalia habìa muerto, era la ùnica ancla que mantenìa a la madre sobre el mundo.
Natalia habìa encontrado una infinidad de ventanas perturbadoras. Destellos en la pantalla que la enviaban a lugares en los que nunca se hubiese imaginado estar. Recuerda con fruiciòn el dìa que descubriò una ventana dedicada a presentar la posible vida de los dragones. El dise?o de la pantalla era espectacular y los colores brillantes. Natalia se extasiò con el brillo de las escamas de los dragones, con la animaciòn del vuelo que la hacìa creer que iba montada en una de esas bestias mitològicas, con la casi real sensaciòn de abrasamiento en el momento en que el dragòn exhalaba su fuego por las fauces. Natalia se resistiò a abandonar la ventana en la que se mostraban tales maravillas. Lo que quedaba del sol casi despuntaba en el horizonte cuando pudo abandonar la màquina y subir a dormir a su cuarto. Era el ùnico inconveniente de la conexiòn. Las ventanas eran efìmeras. Se mantenìan a la vista durante el momento en que se encontraban, despuès, como aves exòticas y supuestamente extintas, desaparecìan.
CONTINUARÀ
HE DICHO
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