14 de marzo de 1975
Luis Echeverría asiste a la UNAM a inaugurar los cursos. Tras una discusi?n con los estudiantes, quienes lo interpelan, Echeverría declara que elementos fascistas y agentes de la CIA se han infiltrado en la universidad.
Pintas contra Echeverría en la Universidad
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Como respuesta, recibe una pedrada en la cabeza. Su cuerpo de seguridad logra sacarlo y llev?rselo, pero el repudio hacia ?l es generalizado.
El ataque a Echeverría en la UNAM
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1977
Jos? L?pez Portillo, Presidente de la República, nombra a Gustavo Díaz Ordaz como Embajador en Espa?a. El repudio es un?nime; Carlos Fuentes, como protesta, renuncia a la Embajada de Francia afirmando que no puede sentarse a la mesa con el asesino de Tlatelolco.
El escritor Carlos Fuentes
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Los estudiantes lanzan proclamas diciendo: “¡Al pueblo de Espa?a no le manden esa ara?a!” En una entrevista, Díaz Ordaz declara ante un periodista que lo interroga sobre su participaci?n en la represi?n contra el Movimiento Estudiantil: “Disiento totalmente del criterio, muy personal de usted, de que hay un hecho que ensombreci? la Historia de M?xico. Hay un hecho que ensombreci? la historia de unos cu?ntos hogares mexicanos. Yo le puedo decir a usted que estoy muy contento de haber servido a mi país en tantos cargos como lo he hecho; estoy muy orgulloso de haber podido ser Presidente de la República y haber podido así servir a M?xico.
Díaz Ordaz durante la controversial entrevista
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“Pero de lo que estoy m?s orgulloso de esos seis a?os es del a?o de 1968, porque me permiti? servir y salvar al país, les guste o no les guste, con algo m?s que horas de trabajo burocr?tico, poni?ndolo todo: vida, integridad física, peligros, la vida de mi familia, mi honor y el paso de mi nombre a la Historia. Todo se puso en la balanza. Afortunadamente, salimos adelante. Y si no ha sido por eso, usted no tendría la oportunidad, muchachito, de estar aquí preguntando. (Salv? al país) del desorden, del caos, de que se terminaran las libertades de que disfrutamos. Quiz? usted estaba muy chavito y por eso no se dio cuenta”. Díaz Ordaz presenta su renuncia a la embajada días despu?s.
Gustavo Díaz Ordaz en el Hospital Militar
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1 de septiembre de 1978
El político Javier García Paniagua recibe de su padre, el general Marcelino García Barrag?n, una carta esclarecedora. En ella se describe detalladamente la responsabilidad del Estado Mayor Presidencial en la matanza: “Has de recordar que el 2 de octubre, en el tiroteo de Tlatelolco, el Gral. Luis Guti?rrez Oropeza, Jefe del Estado Mayor Presidencial, mand? apostar, en los diferentes edificios que daban a la Plaza de las Tres Culturas, diez oficiales armados con metralletas, con ?rdenes de disparar sobre la multitud allí reunida, y que fueron los autores de algunas bajas entre gente del pueblo y soldados del Ej?rcito”. Le deja adem?s una carpeta con documentaci?n oficial sobre los sucesos; sin embargo, sospechosamente, dichos documentos sirven b?sicamente para deslindar la responsabilidad de García Barrag?n.
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15 de julio de 1979
Muere Gustavo Díaz Ordaz por c?ncer de colon. A sus exequias asisten, entre otros, Luis Echeverría Álvarez y el presidente Jos? L?pez Portillo.
Funeral y sepelio de Gustavo Díaz Ordaz
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1986
Nuevo conflicto en la UNAM. Lo encabeza el Consejo Estudiantil Universitario (CEU); entre los integrantes est?n Imanol Ordorika, Carlos Imaz, Martí Batres, Antonio Santos, Guadalupe Carrasco, Oscar Moreno y Andrea Gonz?lez.
Integrantes del CEU
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1991
Se estrena la película Rojo amanecer, cinta mexicana dirigida por Jorge Fons, que trata sobre la matanza, tras permanecer “enlatada” un tiempo. Obtiene varios premios.
Escenas de Rojo amanecer
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1993
Veinticinco a?os despu?s, se crea la Comisi?n de la Verdad, integrada por reconocidos intelectuales, para investigar los sucesos de Tlatelolco. La Comisi?n de la Verdad analiza 70 casos, de los cuales se logra la plena identificaci?n de cuarenta muertos. Los nombres y apellidos de m?s de una treintena de víctimas son colocados en una estela de piedra en la Plaza de Tlatelolco. Tambi?n entrevistan a muchos de los protagonistas.
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2 de octubre de 1997
El pleno de la C?mara de Diputados nombra una Comisi?n Especial del Caso 68, integrada por ocho diputados encabezados por el panista Gustavo Espinosa Plata, quienes citan a declarar a un sinnúmero de protagonistas, muchos de los cu?les no aceptan comparecer.
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Entre estos últimos est?n Luis Guti?rrez Oropeza (entonces jefe del Estado Mayor Presidencial), Fernando Guti?rrez Barrios (entonces jefe de la Direcci?n Federal de Seguridad), Ernesto Guti?rrez G?mez Tagle (Comandante del Batall?n Olimpia) y Rafael Rocha Cordero (ex jefe del Servicio Secreto).
Fernando Guti?rrez Barrios, ex dirigente de la Direcci?n Federal de Seguridad
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1998
A lo largo del a?o aparecen diversos estudios sobre el Movimiento, libros, programas televisivos y revistas especiales, y se abren los archivos personales de Marcelino García Barrag?n, entonces Secretario de la Defensa. Según estos, los disparos contra la multitud fueron hechos por un grupo de diez oficiales armados con metralletas, bajo la conducci?n del general Luis Guti?rrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial, enviados a diferentes edificios que daban a la Plaza de las Tres Culturas, con la instrucci?n precisa de hacer fuego contra la multitud allí reunida, por ?rdenes superiores. El Movimiento Estudiantil de 1968 era uno de los problemas graves que había enfrentado el r?gimen de la Revoluci?n Mexicana. Esta estrategia para terminar con las protestas sociales no era nueva para el presidente Díaz Ordaz. En distintos momentos de su gobierno había sido puesta en pr?ctica sin demasiadas repercusiones en la opini?n pública. Para el gobierno y para el Ej?rcito, la situaci?n prevaleciente en octubre de 1968 era de virtual estado de guerra.
Monumento a los Caídos en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco
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21 de septiembre de 1998
En una conferencia en la Universidad Aut?noma Metropolitana, Cuauht?moc C?rdenas pide que se exonere al ej?rcito la responsabilidad en los sucesos de Tlatelolco, y que se identifique a los responsables con nombre y apellido. Varios de los ex líderes del CNH protestan.
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2 de octubre de 1998
Se celebra una marcha en memoria de los estudiantes muertos. En la Plaza de las Tres Culturas se lee en voz alta, completo, el libro La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska. Cuauht?moc C?rdenas declara "día de luto" e iza la bandera a media asta.
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En punto de las 12:52 horas, los coordinadores de las cinco fracciones partidistas de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal develan una placa en letras de oro con la leyenda "M?rtires del Movimiento Estudiantil de 1968", en el mismo recinto de las calles de Allende y Donceles donde el presidente Gustavo Díaz Ordaz tom? posesi?n de su cargo el primero de diciembre de 1964 y en el que tambi?n, tras escuchar el aplauso un?nime que le tribut? la diputaci?n priísta, afirm?: “el único responsable del 2 de octubre soy yo y como tal asumo la responsabilidad”. Los asistentes al acto gritan: “¡Dos de octubre no se olvida!”
El ex dirigente estudiantil Florencio L?pez Osuna, a?os despu?s
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1999
Muere Roberta Avenda?o "Tita", lideresa del CNH. Estalla una nueva huelga en la UNAM. El Consejo General de Huelga (CGH), dirigido entre otros por Alejandro Echavarría "El Mosh", capitaliza la memoria de Tlatelolco. El conflicto es manipulado por los ultras, grupos de estudiantes radicales, y por los moderados.
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El CGH llega al extremo de expulsar a los estudiantes que no est?n de acuerdo con sus m?todos e incluso rodea el campus con alambre de púas. Destruyen parte de las instalaciones de la universidad y no ceden ni siquiera cuando la mayoría de sus demandas han sido satisfechas. En un acto cobarde y deleznable, agreden verbal y físicamente a Gilberto Rinc?n Gallardo, mexicano de izquierda discapacitado de ambos brazos participante en el Movimiento Estudiantl de 1968, cuando acude a la UNAM para dialogar con ellos.
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2000
La Policía Federal Preventiva, a petici?n de la rectoría y la comunidad estudiantil, libera las instalaciones universitarias que han estado tomadas casi un a?o. Encarcela a los paristas, que llevan meses en las instalaciones de la UNAM, sin que haya muertos ni heridos.
Caricatura sobre Alejandro Echavarría “El Mosh”
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La mayoría salen días despu?s. La izquierda mexicana afirma que el acto es una violaci?n al estado de derecho, pero la sociedad apoya la medida.
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20 de diciembre de 2001
Muere en extra?as circunstancias Florencio L?pez Osuna; su cad?ver es hallado en el hotel Museo debido a una congesti?n etílica. Iba acompa?ado de una mujer a quien nunca se identifica.
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Enero de 2005
La Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), solicita la aprehensi?n de 55 personas presuntamente responsables de la matanza de Tlatelolco.
Titulares extranjeros sobre nuevas fotos sobre Tlatelolco
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Mayo de 2005
La FEMOSPP asegura que el ex presidente Luis Echeverría Álvarez ser? consignado ante un juez penal federal. Para entonces, la fiscalía considera tambi?n como sospechosos de la matanza tanto al ex presidente, como al ex Procurador General de la República, Julio S?nchez Vargas; al ex agente del Ministerio Público, Salvador del Toro Rosales; al entonces subdirector de la Direcci?n Federal de Seguridad (DFS), Luis de la Barreda Moreno; y al entonces comandante de un grupo de agentes, Miguel Nazar Haro.
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29 de noviembre de 2006
El juez Jos? Mattar, responsable del Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal, ordena la detenci?n de Luis Echeverría Álvarez. Se ordena su arresto domiciliario debido a su avanzada edad. Est? acusado de ser responsable de la desaparici?n forzada del activista político universitario H?ctor Jaramillo, así como de los delitos de genocidio y homicidio a causa de los sucesos de Tlatelolco en 1968 y el Jueves de Corpus en 1971.
Luis Echeverría Álvarez bajo arresto
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8 de julio de 2007
Un tribunal federal concede un amparo contra el auto de formal prisi?n y se ordena levantar el arresto domiciliario de Echeverría. El titular del Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal, Jesús Guadalupe Luna Altamirano, exonera a Echeverría al considerar que no existe ninguna prueba que lo inculpe como responsable de los hechos ocurridos cuando fue secretario de Gobernaci?n; si bien determina que hubo genocidio planeado y ejecutado. A trav?s de los a?os, muchos escritores mexicanos retoman los sucesos de Tlatelolco en sus obras. Uno de ellos es Jaime Sabines:
“Nadie sabe el número exacto de los muertos,
ni siquiera los asesinos,
ni siquiera el criminal,
(Ciertamente, ya lleg? a la historia
este hombre peque?o por todas partes,
incapaz de todo menos del rencor)”.
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Jos? Carlos Becerra publica un poema donde afirma:
“Detr?s de la iglesia de Santiago Tlatelolco
treinta a?os de paz m?s otros
treinta a?os de paz,
m?s todo el acero y el cemento empleado para las
fiestas del fantasmag?rico país,
m?s todos los discursos
salieron por boca de las ametralladoras”.
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Rosario Castellanos escribe el poema “Memorial de Tlatelolco”:
“La oscuridad engendra la violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguard? hasta la noche
para que nadie viera la mano que empu?aba
el arma, sino s?lo su efecto de rel?mpago.
¿Y a esa luz, breve y lívida, qui?n? ¿Qui?n es el que mata?
¿Qui?nes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer al pozo de una c?rcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?
¿Qui?n? ¿Qui?nes? Nadie. Al día siguiente, nadie.
La plaza amaneci? barrida; los peri?dicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisi?n, en la radio, en el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosigui? el banquete).
No busques lo que no hay: huellas, cad?veres
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de Excrementos.
No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.
Mas he aquí que toco una llaga: es mi memoria.
Duele, luego es verdad. Sangre con sangre
y si la llamo mía traiciono a todos.
Recuerdo, recordamos.
Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la m?scara.
Recuerdo, recordemos
Hasta que la justicia se siente entre nosotros”.
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Gabriel Zaid en “No hay que perder la paz”, escribe:
“¿Sigue usted indignado,
Se?or Presidente?
Mala cosa es perder
por unos muertitos,
que ya hacen bostezar
de empacho a los gusanos,
la paz.
Todo
es posible en la paz”.
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Y, finalmente, Eduardo Santos, estudiante de la UNAM, concluye:
“Escucha
El rumor escucha
Las cadenas que lleva el torrente
Oye, mira
El terror cabalga en aras de bayoneta
Ac?rcate amor mío, no temas, ya pasar?
Nos cubrieron con lazos de dolor
Nos robaron el lenguaje de los astros
No temas ya llegar? la aurora
En la negritud se volc? la imagen
Nos rompieron los cr?neos
Y mis cabellos ba?an la simiente.
Estr?chate ya pasar? el frío
Se crecieron las negras raíces
Serpiente verdesmeralda
Formada de cristal de gritos
Nos negaron el silencio
Y nos acogotaron con sus voces
No temas amor mío ya pasar?”
Luis Echeverría asiste a la UNAM a inaugurar los cursos. Tras una discusi?n con los estudiantes, quienes lo interpelan, Echeverría declara que elementos fascistas y agentes de la CIA se han infiltrado en la universidad.
Pintas contra Echeverría en la Universidad
Como respuesta, recibe una pedrada en la cabeza. Su cuerpo de seguridad logra sacarlo y llev?rselo, pero el repudio hacia ?l es generalizado.
El ataque a Echeverría en la UNAM
1977
Jos? L?pez Portillo, Presidente de la República, nombra a Gustavo Díaz Ordaz como Embajador en Espa?a. El repudio es un?nime; Carlos Fuentes, como protesta, renuncia a la Embajada de Francia afirmando que no puede sentarse a la mesa con el asesino de Tlatelolco.
El escritor Carlos Fuentes
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Los estudiantes lanzan proclamas diciendo: “¡Al pueblo de Espa?a no le manden esa ara?a!” En una entrevista, Díaz Ordaz declara ante un periodista que lo interroga sobre su participaci?n en la represi?n contra el Movimiento Estudiantil: “Disiento totalmente del criterio, muy personal de usted, de que hay un hecho que ensombreci? la Historia de M?xico. Hay un hecho que ensombreci? la historia de unos cu?ntos hogares mexicanos. Yo le puedo decir a usted que estoy muy contento de haber servido a mi país en tantos cargos como lo he hecho; estoy muy orgulloso de haber podido ser Presidente de la República y haber podido así servir a M?xico.
Díaz Ordaz durante la controversial entrevista
“Pero de lo que estoy m?s orgulloso de esos seis a?os es del a?o de 1968, porque me permiti? servir y salvar al país, les guste o no les guste, con algo m?s que horas de trabajo burocr?tico, poni?ndolo todo: vida, integridad física, peligros, la vida de mi familia, mi honor y el paso de mi nombre a la Historia. Todo se puso en la balanza. Afortunadamente, salimos adelante. Y si no ha sido por eso, usted no tendría la oportunidad, muchachito, de estar aquí preguntando. (Salv? al país) del desorden, del caos, de que se terminaran las libertades de que disfrutamos. Quiz? usted estaba muy chavito y por eso no se dio cuenta”. Díaz Ordaz presenta su renuncia a la embajada días despu?s.
Gustavo Díaz Ordaz en el Hospital Militar
1 de septiembre de 1978
El político Javier García Paniagua recibe de su padre, el general Marcelino García Barrag?n, una carta esclarecedora. En ella se describe detalladamente la responsabilidad del Estado Mayor Presidencial en la matanza: “Has de recordar que el 2 de octubre, en el tiroteo de Tlatelolco, el Gral. Luis Guti?rrez Oropeza, Jefe del Estado Mayor Presidencial, mand? apostar, en los diferentes edificios que daban a la Plaza de las Tres Culturas, diez oficiales armados con metralletas, con ?rdenes de disparar sobre la multitud allí reunida, y que fueron los autores de algunas bajas entre gente del pueblo y soldados del Ej?rcito”. Le deja adem?s una carpeta con documentaci?n oficial sobre los sucesos; sin embargo, sospechosamente, dichos documentos sirven b?sicamente para deslindar la responsabilidad de García Barrag?n.
15 de julio de 1979
Muere Gustavo Díaz Ordaz por c?ncer de colon. A sus exequias asisten, entre otros, Luis Echeverría Álvarez y el presidente Jos? L?pez Portillo.
Funeral y sepelio de Gustavo Díaz Ordaz
1986
Nuevo conflicto en la UNAM. Lo encabeza el Consejo Estudiantil Universitario (CEU); entre los integrantes est?n Imanol Ordorika, Carlos Imaz, Martí Batres, Antonio Santos, Guadalupe Carrasco, Oscar Moreno y Andrea Gonz?lez.
Integrantes del CEU
1991
Se estrena la película Rojo amanecer, cinta mexicana dirigida por Jorge Fons, que trata sobre la matanza, tras permanecer “enlatada” un tiempo. Obtiene varios premios.
Escenas de Rojo amanecer
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1993
Veinticinco a?os despu?s, se crea la Comisi?n de la Verdad, integrada por reconocidos intelectuales, para investigar los sucesos de Tlatelolco. La Comisi?n de la Verdad analiza 70 casos, de los cuales se logra la plena identificaci?n de cuarenta muertos. Los nombres y apellidos de m?s de una treintena de víctimas son colocados en una estela de piedra en la Plaza de Tlatelolco. Tambi?n entrevistan a muchos de los protagonistas.
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2 de octubre de 1997
El pleno de la C?mara de Diputados nombra una Comisi?n Especial del Caso 68, integrada por ocho diputados encabezados por el panista Gustavo Espinosa Plata, quienes citan a declarar a un sinnúmero de protagonistas, muchos de los cu?les no aceptan comparecer.
Entre estos últimos est?n Luis Guti?rrez Oropeza (entonces jefe del Estado Mayor Presidencial), Fernando Guti?rrez Barrios (entonces jefe de la Direcci?n Federal de Seguridad), Ernesto Guti?rrez G?mez Tagle (Comandante del Batall?n Olimpia) y Rafael Rocha Cordero (ex jefe del Servicio Secreto).
Fernando Guti?rrez Barrios, ex dirigente de la Direcci?n Federal de Seguridad
1998
A lo largo del a?o aparecen diversos estudios sobre el Movimiento, libros, programas televisivos y revistas especiales, y se abren los archivos personales de Marcelino García Barrag?n, entonces Secretario de la Defensa. Según estos, los disparos contra la multitud fueron hechos por un grupo de diez oficiales armados con metralletas, bajo la conducci?n del general Luis Guti?rrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial, enviados a diferentes edificios que daban a la Plaza de las Tres Culturas, con la instrucci?n precisa de hacer fuego contra la multitud allí reunida, por ?rdenes superiores. El Movimiento Estudiantil de 1968 era uno de los problemas graves que había enfrentado el r?gimen de la Revoluci?n Mexicana. Esta estrategia para terminar con las protestas sociales no era nueva para el presidente Díaz Ordaz. En distintos momentos de su gobierno había sido puesta en pr?ctica sin demasiadas repercusiones en la opini?n pública. Para el gobierno y para el Ej?rcito, la situaci?n prevaleciente en octubre de 1968 era de virtual estado de guerra.
Monumento a los Caídos en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco
21 de septiembre de 1998
En una conferencia en la Universidad Aut?noma Metropolitana, Cuauht?moc C?rdenas pide que se exonere al ej?rcito la responsabilidad en los sucesos de Tlatelolco, y que se identifique a los responsables con nombre y apellido. Varios de los ex líderes del CNH protestan.
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2 de octubre de 1998
Se celebra una marcha en memoria de los estudiantes muertos. En la Plaza de las Tres Culturas se lee en voz alta, completo, el libro La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska. Cuauht?moc C?rdenas declara "día de luto" e iza la bandera a media asta.
En punto de las 12:52 horas, los coordinadores de las cinco fracciones partidistas de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal develan una placa en letras de oro con la leyenda "M?rtires del Movimiento Estudiantil de 1968", en el mismo recinto de las calles de Allende y Donceles donde el presidente Gustavo Díaz Ordaz tom? posesi?n de su cargo el primero de diciembre de 1964 y en el que tambi?n, tras escuchar el aplauso un?nime que le tribut? la diputaci?n priísta, afirm?: “el único responsable del 2 de octubre soy yo y como tal asumo la responsabilidad”. Los asistentes al acto gritan: “¡Dos de octubre no se olvida!”
El ex dirigente estudiantil Florencio L?pez Osuna, a?os despu?s
1999
Muere Roberta Avenda?o "Tita", lideresa del CNH. Estalla una nueva huelga en la UNAM. El Consejo General de Huelga (CGH), dirigido entre otros por Alejandro Echavarría "El Mosh", capitaliza la memoria de Tlatelolco. El conflicto es manipulado por los ultras, grupos de estudiantes radicales, y por los moderados.
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El CGH llega al extremo de expulsar a los estudiantes que no est?n de acuerdo con sus m?todos e incluso rodea el campus con alambre de púas. Destruyen parte de las instalaciones de la universidad y no ceden ni siquiera cuando la mayoría de sus demandas han sido satisfechas. En un acto cobarde y deleznable, agreden verbal y físicamente a Gilberto Rinc?n Gallardo, mexicano de izquierda discapacitado de ambos brazos participante en el Movimiento Estudiantl de 1968, cuando acude a la UNAM para dialogar con ellos.
2000
La Policía Federal Preventiva, a petici?n de la rectoría y la comunidad estudiantil, libera las instalaciones universitarias que han estado tomadas casi un a?o. Encarcela a los paristas, que llevan meses en las instalaciones de la UNAM, sin que haya muertos ni heridos.
Caricatura sobre Alejandro Echavarría “El Mosh”
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La mayoría salen días despu?s. La izquierda mexicana afirma que el acto es una violaci?n al estado de derecho, pero la sociedad apoya la medida.
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20 de diciembre de 2001
Muere en extra?as circunstancias Florencio L?pez Osuna; su cad?ver es hallado en el hotel Museo debido a una congesti?n etílica. Iba acompa?ado de una mujer a quien nunca se identifica.
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Enero de 2005
La Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), solicita la aprehensi?n de 55 personas presuntamente responsables de la matanza de Tlatelolco.
Titulares extranjeros sobre nuevas fotos sobre Tlatelolco
Mayo de 2005
La FEMOSPP asegura que el ex presidente Luis Echeverría Álvarez ser? consignado ante un juez penal federal. Para entonces, la fiscalía considera tambi?n como sospechosos de la matanza tanto al ex presidente, como al ex Procurador General de la República, Julio S?nchez Vargas; al ex agente del Ministerio Público, Salvador del Toro Rosales; al entonces subdirector de la Direcci?n Federal de Seguridad (DFS), Luis de la Barreda Moreno; y al entonces comandante de un grupo de agentes, Miguel Nazar Haro.
29 de noviembre de 2006
El juez Jos? Mattar, responsable del Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal, ordena la detenci?n de Luis Echeverría Álvarez. Se ordena su arresto domiciliario debido a su avanzada edad. Est? acusado de ser responsable de la desaparici?n forzada del activista político universitario H?ctor Jaramillo, así como de los delitos de genocidio y homicidio a causa de los sucesos de Tlatelolco en 1968 y el Jueves de Corpus en 1971.
Luis Echeverría Álvarez bajo arresto
8 de julio de 2007
Un tribunal federal concede un amparo contra el auto de formal prisi?n y se ordena levantar el arresto domiciliario de Echeverría. El titular del Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal, Jesús Guadalupe Luna Altamirano, exonera a Echeverría al considerar que no existe ninguna prueba que lo inculpe como responsable de los hechos ocurridos cuando fue secretario de Gobernaci?n; si bien determina que hubo genocidio planeado y ejecutado. A trav?s de los a?os, muchos escritores mexicanos retoman los sucesos de Tlatelolco en sus obras. Uno de ellos es Jaime Sabines:
“Nadie sabe el número exacto de los muertos,
ni siquiera los asesinos,
ni siquiera el criminal,
(Ciertamente, ya lleg? a la historia
este hombre peque?o por todas partes,
incapaz de todo menos del rencor)”.
Jos? Carlos Becerra publica un poema donde afirma:
“Detr?s de la iglesia de Santiago Tlatelolco
treinta a?os de paz m?s otros
treinta a?os de paz,
m?s todo el acero y el cemento empleado para las
fiestas del fantasmag?rico país,
m?s todos los discursos
salieron por boca de las ametralladoras”.
Rosario Castellanos escribe el poema “Memorial de Tlatelolco”:
“La oscuridad engendra la violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguard? hasta la noche
para que nadie viera la mano que empu?aba
el arma, sino s?lo su efecto de rel?mpago.
¿Y a esa luz, breve y lívida, qui?n? ¿Qui?n es el que mata?
¿Qui?nes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer al pozo de una c?rcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?
¿Qui?n? ¿Qui?nes? Nadie. Al día siguiente, nadie.
La plaza amaneci? barrida; los peri?dicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisi?n, en la radio, en el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosigui? el banquete).
No busques lo que no hay: huellas, cad?veres
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de Excrementos.
No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.
Mas he aquí que toco una llaga: es mi memoria.
Duele, luego es verdad. Sangre con sangre
y si la llamo mía traiciono a todos.
Recuerdo, recordamos.
Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la m?scara.
Recuerdo, recordemos
Hasta que la justicia se siente entre nosotros”.
Gabriel Zaid en “No hay que perder la paz”, escribe:
“¿Sigue usted indignado,
Se?or Presidente?
Mala cosa es perder
por unos muertitos,
que ya hacen bostezar
de empacho a los gusanos,
la paz.
Todo
es posible en la paz”.
Y, finalmente, Eduardo Santos, estudiante de la UNAM, concluye:
“Escucha
El rumor escucha
Las cadenas que lleva el torrente
Oye, mira
El terror cabalga en aras de bayoneta
Ac?rcate amor mío, no temas, ya pasar?
Nos cubrieron con lazos de dolor
Nos robaron el lenguaje de los astros
No temas ya llegar? la aurora
En la negritud se volc? la imagen
Nos rompieron los cr?neos
Y mis cabellos ba?an la simiente.
Estr?chate ya pasar? el frío
Se crecieron las negras raíces
Serpiente verdesmeralda
Formada de cristal de gritos
Nos negaron el silencio
Y nos acogotaron con sus voces
No temas amor mío ya pasar?”
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