Esta historia esta a mi punto de vista un tanto confusa por el final, es la historia de una mujer hecha leyenda gracias a sus homicidios y a su absolucion....
El 4 de agosto de 1892, un rico e influyente hombre de negocios y su esposa fueron salvajemente asesinados en su hogar de Massachuttes, Estados Unidos. El crimen caus? una gran conmoci?n, sobre todo cuando la principal sospechosa result? ser la propia hija...
Es sin duda una de las m?s conocidas asesinas de la historia, sin duda por lo violento que resultaron los crímenes y el inquietante juicio que se llev? a cabo.
Tanto a Lizzie Borden como su hermana Emma les resultaba insoportable la presencia de la mujer que se había casado con su padre tras la muerte de su madre, hasta tal punto que a menudo comían en sus habitaciones sin acompa?ar a sus padres en la mesa. Y cuanto m?s tiempo pasaba, m?s resentidas se mostraban.
El 4 de agosto de 1892, Emma se había ido a casa de una amiga, y s?lo Lizzie baj? a reunirse con la criada, qui?n estaba preparando caf?.
Alrededor de las 11 de la ma?ana la mayor de las Borden descubri? el cad?ver de su padre, quien había recibido once hachazos en el cr?neo mientras dormía en el sof?. La criada la oy? gritar: "¡Bridget, r?pido, baja! ¡Padre est? muerto! ¡Alguien ha entrado y lo ha matado! Deben haberlo hecho mientras yo estaba en el establo...
Cuando lleg? el m?dico forense, subieron para avisar a la madrastra, y una vez arriba, descubrieron que ?sta tambi?n había muerto, con veintiún hachazos en la cabeza. El cad?ver, medio oculto tras la cama, estaba ya frío y con la sangre coagulada. Era obvio que había muerto antes que el se?or Borden.
En el s?tano del piso la policía descubri? cuatro hachas y una azada, esta última cubierta por ceniza de carb?n reci?n aplicada.
Dos días despu?s se celebr? el funeral y los cad?veres fueron incinerados exceptuando las cabezas, que fueron conservadas para seguir la investigaci?n policial. La criada, ante el temor de que un loco asesino con un hacha anduviese suelto, se fue a dormir los días siguientes a casa de una vecina.
La puerta principal estaba cerrada con llave y la casa estaba rodeada por una alta cerca de alambre de espino, por lo que los únicos sospechosos eran las cuatro personas que vivían en la casa.
Como dos de ellos no se encontraban en el lugar en el momento del crimen, solo quedaban como posibles asesinas Lizzie Borden, la hija mayor de cuarenta a?os, y Bridget Sullivan, la criada.
Aunque Lizzie asegur? haber oído un gemido mientras se encontraba en el exterior de la casa y que el intruso había tenido que entrar por la cocina mientras estaba el establo, nadie pudo confirmarlo.
El doble asesinato conmocion? la peque?a y pr?spera ciudad de Falls Rivers, Massachusetts, y en la prensa se public? un anuncio ofreciendo 5.000 d?lares a qui?n proporcionase informaci?n sobre el asesino.
Las sospechas de la policía recaían gravemente sobre Lizzie, y fue detenida el 11 de agosto aunque ?sta se declarase no culpable.
El 25 de agosto, tras la audiencia preliminar, el juez la dej? en libertad sin fianza hasta su presentaci?n al Gran Jurado en noviembre.
Tras la detenci?n, la prensa la pint? como una heroína y m?rtir. Todos creían en su inocencia.
Un a?o despu?s, en el juicio, el público la salud? y vitore?. Se había convertido en un ídolo. De todos lados le llegaban felicitaciones, y era la estrella de las portadas de los peri?dicos. Hasta la Iglesia estaba a su favor.
Si bien todas las pruebas apuntaban hacia Lizzie, y 21 de los miembros del jurado votaron a favor de acusarla de asesina, pero el tribunal estuvo presionado por el pueblo, que la consideraba inocente.
El juicio fue el mayor acontecimiento de los medios de comunicaci?n de la ?poca. Se cre? un enorme movimiento no s?lo por los peri?dicos, sino tambi?n por las organizaciones religiosas, grupos femeninos, etc.
Ella era la única persona que había podido matar a sus padres. Tras salvarse de la pena de muerte, aprovech? los 250.000 d?lares de la propiedad de su padre para comprar otra gran mansi?n en la que pasaría sus 34 a?os restantes.
Adem?s, Lizzie tenía dos motivos, por un lado el dinero del padre, un hombre de mal car?cter, estricto y avaro (tan estricto y sumamente protector, que las puertas interiores de la casa siempre estaban cerradas con pestillo y el se?or Borden tenía a Lizzie como una ni?a peque?a. A sus cuarenta a?os, le estaba prohibido salir de casa para hablar con extra?os), y por otro el rechazo hacia su madrastra, que al parecer era una mujer hipocondríaca muy posesiva y que no había acabado de encajar en aquel hogar.
Consideraba el amor de su padre hacia su madrastra como una amenaza directa para la futura herencia de la riqueza familiar en perjuicio de su hermana y ella misma. Al matar a su padre y a su madrastra, despejaba el camino de la herencia, que de este modo no tendrían que compartir con un elemento "extra?o" de la familia. Si en verdad los asesin?, seguramente fue por conseguir lo que consideraba sus bienes y derechos.
De todos modos no prest? testimonio ante el juez, quien tampoco acept? el testimonio de un vendedor que afirm? el doble intento de Lizzie por comprarle ?cido prúsico, pues la acusada aleg? que lo utilizaba como antipolillas. La defensa se aferr? a la ausencia de sangre en sus ropas, sin darse cuenta que la mujer pudo haber cambiado de ropas entre que los mat? y "descubri?" los cad?veres. Tampoco tuvieron en cuenta el testimonio de la criada afirmando que el domingo posterior a los crímenes, Lizzie estuvo quemando un vestido nuevo que estaba manchado "con pintura", "para ordenar un poco el guardarropa", según ella misma.
Tampoco era cierto que en el momento de los hechos, Lizzie estuviese en los establos, pues el calor que solía hacer allí dentro no se soportaba muchos minutos, ni tampoco había polvo de pisadas en los tablones.
Y por último, los peri?dicos informaron, poco antes del juicio, que se había hallado otro cad?ver en Falls River, muerto de manera id?ntica a los otros dos...
A pesar de todo eso, curiosamente a mujer fue absuelta. En Massachusetts todavía reinaban prejuicios contra la ejecuci?n de mujeres, desde que se había ahorcado, a?os antes, a una joven que result? estar embarazada de cinco meses.
Cuando el portavoz del jurado pronunci? el veredicto de "inocente", el público de la sala comenz? a aplaudir y a felicitar a la mujer, qui?n rompi? a llorar pidiendo que se la llevara a casa...
El 4 de agosto de 1892, un rico e influyente hombre de negocios y su esposa fueron salvajemente asesinados en su hogar de Massachuttes, Estados Unidos. El crimen caus? una gran conmoci?n, sobre todo cuando la principal sospechosa result? ser la propia hija...
Es sin duda una de las m?s conocidas asesinas de la historia, sin duda por lo violento que resultaron los crímenes y el inquietante juicio que se llev? a cabo.
Tanto a Lizzie Borden como su hermana Emma les resultaba insoportable la presencia de la mujer que se había casado con su padre tras la muerte de su madre, hasta tal punto que a menudo comían en sus habitaciones sin acompa?ar a sus padres en la mesa. Y cuanto m?s tiempo pasaba, m?s resentidas se mostraban.
El 4 de agosto de 1892, Emma se había ido a casa de una amiga, y s?lo Lizzie baj? a reunirse con la criada, qui?n estaba preparando caf?.
Alrededor de las 11 de la ma?ana la mayor de las Borden descubri? el cad?ver de su padre, quien había recibido once hachazos en el cr?neo mientras dormía en el sof?. La criada la oy? gritar: "¡Bridget, r?pido, baja! ¡Padre est? muerto! ¡Alguien ha entrado y lo ha matado! Deben haberlo hecho mientras yo estaba en el establo...
Cuando lleg? el m?dico forense, subieron para avisar a la madrastra, y una vez arriba, descubrieron que ?sta tambi?n había muerto, con veintiún hachazos en la cabeza. El cad?ver, medio oculto tras la cama, estaba ya frío y con la sangre coagulada. Era obvio que había muerto antes que el se?or Borden.
En el s?tano del piso la policía descubri? cuatro hachas y una azada, esta última cubierta por ceniza de carb?n reci?n aplicada.
Dos días despu?s se celebr? el funeral y los cad?veres fueron incinerados exceptuando las cabezas, que fueron conservadas para seguir la investigaci?n policial. La criada, ante el temor de que un loco asesino con un hacha anduviese suelto, se fue a dormir los días siguientes a casa de una vecina.
La puerta principal estaba cerrada con llave y la casa estaba rodeada por una alta cerca de alambre de espino, por lo que los únicos sospechosos eran las cuatro personas que vivían en la casa.
Como dos de ellos no se encontraban en el lugar en el momento del crimen, solo quedaban como posibles asesinas Lizzie Borden, la hija mayor de cuarenta a?os, y Bridget Sullivan, la criada.
Aunque Lizzie asegur? haber oído un gemido mientras se encontraba en el exterior de la casa y que el intruso había tenido que entrar por la cocina mientras estaba el establo, nadie pudo confirmarlo.
El doble asesinato conmocion? la peque?a y pr?spera ciudad de Falls Rivers, Massachusetts, y en la prensa se public? un anuncio ofreciendo 5.000 d?lares a qui?n proporcionase informaci?n sobre el asesino.
Las sospechas de la policía recaían gravemente sobre Lizzie, y fue detenida el 11 de agosto aunque ?sta se declarase no culpable.
El 25 de agosto, tras la audiencia preliminar, el juez la dej? en libertad sin fianza hasta su presentaci?n al Gran Jurado en noviembre.
Tras la detenci?n, la prensa la pint? como una heroína y m?rtir. Todos creían en su inocencia.
Un a?o despu?s, en el juicio, el público la salud? y vitore?. Se había convertido en un ídolo. De todos lados le llegaban felicitaciones, y era la estrella de las portadas de los peri?dicos. Hasta la Iglesia estaba a su favor.
Si bien todas las pruebas apuntaban hacia Lizzie, y 21 de los miembros del jurado votaron a favor de acusarla de asesina, pero el tribunal estuvo presionado por el pueblo, que la consideraba inocente.
El juicio fue el mayor acontecimiento de los medios de comunicaci?n de la ?poca. Se cre? un enorme movimiento no s?lo por los peri?dicos, sino tambi?n por las organizaciones religiosas, grupos femeninos, etc.
Ella era la única persona que había podido matar a sus padres. Tras salvarse de la pena de muerte, aprovech? los 250.000 d?lares de la propiedad de su padre para comprar otra gran mansi?n en la que pasaría sus 34 a?os restantes.
Adem?s, Lizzie tenía dos motivos, por un lado el dinero del padre, un hombre de mal car?cter, estricto y avaro (tan estricto y sumamente protector, que las puertas interiores de la casa siempre estaban cerradas con pestillo y el se?or Borden tenía a Lizzie como una ni?a peque?a. A sus cuarenta a?os, le estaba prohibido salir de casa para hablar con extra?os), y por otro el rechazo hacia su madrastra, que al parecer era una mujer hipocondríaca muy posesiva y que no había acabado de encajar en aquel hogar.
Consideraba el amor de su padre hacia su madrastra como una amenaza directa para la futura herencia de la riqueza familiar en perjuicio de su hermana y ella misma. Al matar a su padre y a su madrastra, despejaba el camino de la herencia, que de este modo no tendrían que compartir con un elemento "extra?o" de la familia. Si en verdad los asesin?, seguramente fue por conseguir lo que consideraba sus bienes y derechos.
De todos modos no prest? testimonio ante el juez, quien tampoco acept? el testimonio de un vendedor que afirm? el doble intento de Lizzie por comprarle ?cido prúsico, pues la acusada aleg? que lo utilizaba como antipolillas. La defensa se aferr? a la ausencia de sangre en sus ropas, sin darse cuenta que la mujer pudo haber cambiado de ropas entre que los mat? y "descubri?" los cad?veres. Tampoco tuvieron en cuenta el testimonio de la criada afirmando que el domingo posterior a los crímenes, Lizzie estuvo quemando un vestido nuevo que estaba manchado "con pintura", "para ordenar un poco el guardarropa", según ella misma.
Tampoco era cierto que en el momento de los hechos, Lizzie estuviese en los establos, pues el calor que solía hacer allí dentro no se soportaba muchos minutos, ni tampoco había polvo de pisadas en los tablones.
Y por último, los peri?dicos informaron, poco antes del juicio, que se había hallado otro cad?ver en Falls River, muerto de manera id?ntica a los otros dos...
A pesar de todo eso, curiosamente a mujer fue absuelta. En Massachusetts todavía reinaban prejuicios contra la ejecuci?n de mujeres, desde que se había ahorcado, a?os antes, a una joven que result? estar embarazada de cinco meses.
Cuando el portavoz del jurado pronunci? el veredicto de "inocente", el público de la sala comenz? a aplaudir y a felicitar a la mujer, qui?n rompi? a llorar pidiendo que se la llevara a casa...
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