Una de las escenas m?s interesantes sobre las tipologías de las formas de gobierno fue escrita por Her?doto en el siglo III a.C. Tres personajes, en su obra "Historias" participan en un debate sobre la mejor forma de gobierno que debe ser instaurada en Persia despu?s de la muerte de Cambises.
Veamos su desarrollo.
"Cinco días despu?s de que los ?nimos se habían calmado, los que se habían sublevado contra los magos deliberaron acerca de los acontecimientos todos; y fueron pronunciados discursos, ciertamente increíbles para algunos de los griegos, y sin embargo, fueron pronunciados.
Otanes propuso entregar el poder al pueblo persa y argument? su propuesta de la siguiente manera:
Me parece que ninguno de nosotros debe ser hecho monarca: sería una cosa desagradable e injusta; pues vísteis la insolencia de Cambises, hasta d?nde se levant? y tambi?n hab?is participado de la insolencia del mago.
Pero c?mo podría ser cosa ordenada un gobierno mon?rquico, si al monarca le est? permitido hacer lo que quiera sin responder ante nadie? La monarquía haría salir incluso al mejor de los hombres de su norma natural, cuando tuviese tal poder. La posesi?n de grandes riquezas genera en ?l la prepotencia, y desde el inicio la envidia le es connatural; y teniendo esas dos cosas, tiene toda la maldad: en efecto, realiza las acciones m?s reprobables, unas dictadas por la prepotencia, otras por la envidia.
Parecería razonable que el monarca-tirano fuese un hombre sin envidia, desde el momento en que tiene todo. Pero se ha hecho al contrario de esto para con los súbditos, pues odia a los pocos buenos que han quedado, se complace con los peores, presta gran atenci?n a las calumnias.
Y lo m?s absurdo de todo: si en efecto lo admiras mesuradamente, est? apesadumbrado, porque no es muy bien honrado; y si alguno lo honra mucho, est? molesto como con un adulador. Pero ahora dir? lo que es m?s grave: trastorna las leyes patrias, viola mujeres y mata por capricho.
En cambio el gobierno del pueblo lleva en primer lugar el m?s bello de los nombres, isonomía (igualdad de derechos políticos); y, en segundo lugar, nada hace de aquellas cosas que un monarca hace. Pues por sorteo se ejercen los cargos públicos, los magistrados son obligados a rendir cuentas del ejercicio del poder, toda decisi?n es sometida al voto popular. Propongo, pues, que nosotros rechacemos la monarquía para dar poder al pueblo; pues todo es posible para el mayor número.
Esta fue la opini?n de Otanes.
Pero Megabyso exhortaba a entregarse a la oligarquía, diciendo esto:
Lo que Otanes dijo para abolir la monarquía, eso tambi?n queda dicho por mí; pero lo que aconsejaba, conferir el poder al pueblo, se ha apartado de la mejor opini?n, pues nada hay m?s obtuso y prepotente que una multitud inepta.
Y, ciertamente, de ninguna manera es aceptable que unos hombres, huyendo de la insolencia de un tirano, caigan en la insolencia de un irresponsable populacho. Pues si aqu?l hace algo, lo hace d?ndose cuenta; pero a ?ste ni siquiera le es posible darse cuenta. Pues, c?mo podría darse cuenta quien no ha sido instruido, ni ha visto ningún bien, y se precipita, lanz?ndose sin inteligencia sobre los acontecimientos, semejante a un tormentoso río?
Así pues, v?lganse de la democracia aquellos que piensan hacer da?o a los persas; pero, nosotros, habiendo elegido a un grupo de los mejores hombres, invistamos a ?stos con el poder, ya que en ellos estaremos nosotros mismos y es natural que de los mejores hombres sean las mejores decisiones.
Así pues, Megabyzo aportaba esa opini?n.
Y Darío exponía el tercero su opini?n diciendo:
Lo que dijo Megabyzo acerca del gobierno popular me parece haberlo dicho correctamente, no así lo concerniente a la oligarquía. Pues propuestas tres cosas y siendo todas muy buenas en principio, es decir, la mejor democracia, la mejor oligarquía y la mejor monarquía, afirmo que ?sta es muy superior. Pues nada mejor podría aparecer que un solo hombre, el mejor; ya que, utilizando tal criterio, administraría intachablemente al pueblo; así tambi?n se mantendrían m?s en silencio los planes políticos contra los hombres mal?volos.
En una oligarquía, entre quienes practican la virtud para el bien público, es f?cil que nazcan grandes enemistades personales: cada uno de ellos quiere ser el jefe y hacer prevalecer su opini?n; por eso, ellos llegan a odiarse recíprocamente; de aquí brotan las facciones, y de las facciones el delito. Del delito se llega a la monarquía, que por ello se muestra como el mejor gobierno.
Y a la vez, cuando el pueblo gobierna, es imposible que no se origine la corrupci?n en la esfera pública; la corrupci?n no genera enemistades, sino s?lidas amistades entre malvados: los que actúan contra el bien común lo hacen conspirando; y tal cosa existe hasta que alguno, habi?ndose puesto al frente del pueblo, calma a los tales. Y de entre ellos, ?ste es entonces admirado por el pueblo; y, siendo admirado, aparece siendo monarca. Y tambi?n por esto es claro que la monarquía es la mejor forma de gobierno.
Y para, resumiendo todo, decirlo en pocas palabras: de d?nde ha habido libertad para nosotros y habi?ndola otorgado qui?n? Acaso de parte del pueblo o de la oligarquía o del monarca? Tengo, por tanto, la opini?n de que nosotros, habiendo sido liberados por un solo hombre, debemos mantener el r?gimen mon?rquico y conservar nuestras buenas instituciones patrias. Pues no hay cosa mejor.